Laberíntica, medieval, misteriosa, antigua y sorprendente, son muchos los adjetivos que pueden describir una ciudad como Fez, un lugar cercano, distinto y barato que cada año gana importancia como destino turístico.

Recorriéndola podremos ver desfilar tiendas y oficios que, en la inmensa mayoría del resto del mundo, han terminado por desaparecer: alfareros, orfebres, tejedores,… A destacar el trabajo del cuero, y más concretamente la plaza de los curtidores, un lugar donde es imposible sentirse a la misma vez fascinado y contrariado por el trabajo tan duro que allí se realiza.

Aunque no todo es artesanía en Fez, y dentro de su medina podemos contemplar verdaderas joyas de edificios como la madraza de Bou Inania, la mezquita Al Karaouine o el mausoleo de Mulay Idrís. Y, si dejamos la muralla atrás y nos adentramos en la zona nueva, podremos maravillarnos con las puertas de bronce del Palacio Real o recorrer el barrio judío.